Tres Mentiras Comunes de Como Fallamos al Compartir el Evangelio

by Nov 17, 2022Uncategorized

Ya sea que no consigamos el trabajo, perdimos al cliente o no pasamos el examen, todos hemos sentido el dolor del fracaso.

Aunque el fracaso viene en todas formas y tamaños, una cosa es consistente. A nadie le gusta fallar. Esto es especialmente cierto cuando se trata de compartir nuestra fe.

Sea ya que recuerdes un momento en que una conversación no salió como esperabas. O te pones nervioso al pensar en lo que podría suceder al compartirlo. El miedo al fracaso nos hace dudar ante las oportunidades de compartir el evangelio.  

Nuestro odio al fracaso se revela a través de estos pensamientos y antes de darnos cuenta, ya ignoramos los momentos en que Dios nos invita a compartir nuestra fe.

Pero ¿qué pasa si hemos malentendido que es el fracaso al compartir el evangelio?

Si malinterpretamos lo que es el evangelismo, podemos fácilmente pensar que hemos fallado, aunque no lo hemos hecho. Una vez cuando entendemos lo que la Biblia dice acerca del evangelismo, podemos ver el fracaso por lo que realmente es. (Y no es cosa de miedo.)

Mentira 1: “Fallo si no puedo responder a todas sus preguntas”.

Es normal que la gente quiera hablar de Jesús antes de decidir confiar en Él.  Puede que cuando toques conversaciones espirituales te hagan preguntas difíciles sobre tu fe.

Por ejemplo, si alguien te pregunta: “¿Por qué debo confiar en la Biblia?” y no estás seguro de cómo responder, fácilmente puedes pensar que has fallado. Pero no es así.

El evangelismo de fe no significa saber todas las respuestas correctas. El evangelismo de fe solo requiere una respuesta correcta de ti: decirle a Dios “Sí” para compartir tu fe.

Es útil tener una respuesta lista de antemano, en caso de que una pregunta difícil pueda venir.

En EvanTell, Brock Anderson a menudo dice que si alguien te hace una pregunta que no conoces, responde diciendo: “déjame pensar en eso”.

Esta respuesta es mucho mejor que “No sé”.

Diciendo “No sé” comunica que no hay una respuesta a su pregunta.

“Déjame pensar en eso” comunica que aún no sabes la respuesta.

En lugar de pensar esto como un fracaso, ve esta pregunta difícil como una invitación para conectar con ellos otra vez.

Mentira 2: ” Si no llego a la parte del mensaje del Evangelio, he fallado”.

Si tratamos de abrir la conversación con historias interesantes acerca de Jesús, alguien puede cerrar la puerta a la conversación espiritual antes de que comience.

Esto hace que uno piense: “Si tan solo me hubieran dado la oportunidad. Estaba planeando compartir el Evangelio, pero se fueron”.  Sentimientos de fracaso pueden emprender del encuentro.

            Pero hiciste todo lo que pudiste.

De hecho, dominar la conversación con el Evangelio podría haber hecho más daño que bien.

Busque oportunidades para compartir el Evangelio. Pero si alguien se aleja, te interrumpe o no te deja compartir, descansa sabiendo que Dios conoce las intenciones de tu corazón.

Si ve nuevamente a la persona con la que trato de compartir el evangelio, ofrezca su amistad. Muestre un interés genuino. Ore por oportunidades. Nunca sabemos lo que pasara después.

Mentira 3: “Si no confían en Cristo, he fracasado”.

Cuando le preguntamos a alguien si quieren confiar en Cristo, a veces anhelamos responder por ellos.

Si dicen que no, es fácil retrasar nuestros pasos y pensar: “¡Si solo hubiera dicho esto en su lugar, tal vez habrían confiado en Jesús!”

No podemos tomar la decisión por ellos, sino solo por nosotros mismos.

Sólo el Espíritu puede convencer corazones.

En vez de poner el peso de la decisión de otros sobre tus hombros, ora. Pídele a Dios que Él salve a tu amigo.

Miedo al fracaso puede ser como un bozal en nuestras bocas cuando se nos presenta una oportunidad de evangelizar a alguien. Pero nuestra perspectiva cambia cuando entendemos más lo que es el evangelismo (y lo que no es).

Nuestra perspectiva cambia cuando aprendemos lo que Dios pide de nosotros. Él Señor no nos está pidiendo que hagamos nada que no podamos hacer sin Él. Por Su Espíritu, tenemos el poder de vivir una vida demostrando y compartiendo nuestra fe.

Incluso si tus miedos son agobiantes, ¡anímate! Él Señor está contigo.  Al proclamar el Evangelio con fe, Él Señor obrará a través de nosotros.

28 A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en él.  29 Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí. 

  • Colosenses 1:28-29