Un “enemigo” del evangelismo es cualquier cosa que entorpezca o impida la proclamación del evangelio. A veces estos “enemigos” no son obvios. Es igual como los bombarderos clandestinos que pueden pasar sin detección hasta que dañan o destruyen a nuestro testigo. Veamos a estos tres enemigos del evangelismo, la envidia, la vanidad y la arrogancia, para ver por qué son un problema y cómo podemos prevenirlos.

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