Salud mental y compasión: el secreto para cuidar a quienes necesitan

by Jul 28, 2025Uncategorized

En una época donde los problemas de salud mental están aumentando a gran velocidad, ¿cómo podemos cuidar a quienes están sufriendo?

B.B. Warfield, un teólogo, escribió un libro titulado La vida emocional de nuestro Señor en 1912. En él retrata una imagen de nuestro Salvador que no muchos han explorado: lo que Jesús sintió mientras estuvo en la tierra. En los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), se dice que la compasión fue la emoción que Jesús expresó con mayor frecuencia.

Warfield define la compasión como compuesta por dos partes: “un movimiento interno de compasión y un acto externo de beneficencia.” En otras palabras (más sencillas), la compasión significa que 1) tenemos compasión por otros y 2) actuamos en favor de esa persona.

Los cristianos tenemos el ejemplo perfecto de cómo cuidar: Jesucristo. Nuestra compasión sacrificial debe marcar cada una de nuestras acciones al contemplar al Gran Pastor que nos compró con Su sangre.

Sentir con alguien

Dios a menudo utiliza nuestras experiencias pasadas para que podamos cuidar de quienes atraviesan algo similar.

Pero la mayoría de las veces, no habremos pasado por lo mismo. Aunque no lo digamos en voz alta, nuestros pensamientos pueden descartar fácilmente la oportunidad de brindar compasión a otros:

“Ah no, lo siento. Yo nunca he vivido eso.”

Por la gracia y el poder del Espíritu, podemos involucrarnos en situaciones para ayudar a otros incluso si no tenemos una experiencia personal al respecto.

Por otro lado, si tenemos algo en común, eso no significa que entendamos completamente lo que nuestro amigo ha experimentado. Existen matices, cosmovisiones y creencias que hacen que tu experiencia sea diferente a la nuestra.

En lugar de desanimarnos, esto debería llevarnos a depender más profundamente del Espíritu Santo para que Él forme empatía y compasión verdadera en nuestros corazones.

Actuar en favor de otros

Tratar de cuidar a quienes luchan con su salud mental puede ser desafiante. A veces, nuestro deseo genuino de ayudar no se percibe como un acto de cuidado.

Aquí hay algunos ejemplos prácticos que me han ayudado a cuidar a quienes me rodean:

1. No hagas suposiciones (No te anticipes a lo que no ha sucedido)

Proverbios 18:13 dice:

“Al que responde palabra antes de oír,
Le es fatuidad y oprobio.”

Hacer preguntas buenas y reflexivas puede demostrar tu cuidado (¡incluso si ya sabes la respuesta!).

Observa cómo Jesús interactuó con la mujer samaritana en Juan 4. Con gentileza y paciencia, la invitó a compartir lo más profundo de su alma. Por supuesto, Él ya conocía las respuestas a sus preguntas, pero demostró una búsqueda integral de su corazón al hacer preguntas abiertas.

Para entender mejor tus propias tendencias, considera esta pregunta:
Si leyeras una transcripción de tu conversación con alguien, ¿tus frases terminarían más frecuentemente en signos de interrogación o en puntos finales?

2. Averigua su rutina y cómo puedes mostrarles apoyo

Si tu amigo va a consejería todos los martes a las 10:00 a. m., encuentra una forma de recordarlo una hora antes. Al recibir la alerta, envíale un mensaje o llámalo para decirle que estás orando por él.

Más tarde, si es apropiado, puedes preguntarle cómo le fue, cómo se siente y recordarle que te importa.

3. Recuerda con gracia la verdad

Cuando el Espíritu te guíe, busca oportunidades para hablar la verdad con amor. Cuando hay luchas de salud mental, puede ser difícil ver las cosas con una perspectiva basada en la verdad. Una amiga una vez me dijo que la verdad “se vuelve resbalosa” cuando surgen estos conflictos.

La verdad puede tomar muchas formas. A veces, es recordarle a la persona que disfrutas su compañía. Otras veces, es recordarle cuán cerca está Dios de ella.

Cuando se presente la oportunidad y el Espíritu te impulse, compartir tu fe puede traer un aliento transformador.

El evangelio de Jesucristo no invalida el sufrimiento, sino que ofrece razones sobre su origen y esperanza en medio de él.

Confiar en Jesús para salvarnos de nuestro pecado garantiza nuestro futuro eterno con Él. No importa lo que suceda hoy, los creyentes pueden descansar sabiendo que su eternidad está segura.

“Por tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándose unos a otros y perdonándose unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Y sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Cristo gobierne en sus corazones, a la cual así mismo fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.”
— Colosenses 3:12–14 (RVA-2015)

¿Te gustaría cuidar con compasión y esperanza?

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