Cuando estamos compartiendo el Evangelio y alguien comienza a retroceder, el contexto de la conversación puede indicar que su objeción es solo intelectual o soloemocional. O tal vez diagnostican el problema como solo experiencial porque han mencionado cómo están rodeados de cristianos hipócritas que no practican lo que predican.

Todas esas explicaciones pueden tener algún mérito, pero ninguna de ellas constituye el verdadero problema. En última instancia, la razón de la resistencia en el evangelismo es espiritual.  2 Corintios 4:3-4 lo explica bien.

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. “.

El verdadero problema es que están cegados espiritualmente. Es por eso que, a menos que el Espíritu Santo obre en sus vidas, no podrán comprender la verdad del evangelio.  Es sólo cuando el Espíritu Santo los convence de su pecado y Su solución al pecado es que ellos vendrán a Cristo. Cristo explicó en Juan 16:8,

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio“.

¿De qué manera la comprensión del verdadero problema nos ayuda a compartir nuestra fe? Tres formas vienen a la mente.

Reconocer que la resistencia es espiritual te ayuda a darte cuenta de por qué dicen lo que dicen.

Efesios 2 explica que los no creyentes están “muertos en delitos y pecados” (Efesios 2:1-3) y 2 Timoteo afirma que están atrapados por la trampa del diablo que los ha “tomado cautivos para hacer su voluntad” (2 Timoteo 2:26).  El enemigo está dictando lo que dicen e incluso cómo lo dicen.

Reconocer eso puede ayudarte a evitar pensamientos frustrantes como: “¿Por qué no pueden verlo? Es tan simple. ¿Por qué no pueden ver que solo estoy tratando de ayudarlos? La razón es que son hijos de Satanás, no hijos de Dios. Nada cambiará hasta que lleguen a Cristo.

Reconocer que la resistencia es espiritual para mantenerte alejado de disputas y discusiones.

En lugar de tratar constantemente de contrarrestar su argumento con el tuyo, puedes tomar en serio 2 Timoteo 2:23-25.  El pasaje comienza,

“Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas. “

Esa frase significa que un argumento conduce a otro argumento, lo que lleva a otro argumento.  Pablo le dice a Timoteo en ese mismo pasaje:

“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad, “.

El punto de Pablo es que el no cristiano necesita una actitud humilde de nosotros, no un argumento hostil. Conocerla resistencia al evangelio es, en última instancia, una ayuda espiritual en esa área porque nos impide entrar en disputas y discusiones y simplemente responderles de la manera en la que lo hacen con nosotros. Es más probable que nuestra actitud (más que los argumentos) sea utilizada por Dios para llevarlos al “arrepentimiento para que puedan conocer la verdad”.

Eso no significa que no abordemos amablemente ningún argumento que tengan. Simplemente te impide discutir con ellos como ellos desean hacer contigo.  El problema no es, en última instancia, su argumento. Una vez más, el problema es en última instancia espiritual.  Dado que están cegados espiritualmente, lo que están diciendo tiene todo el sentido para ellos.

Reconocer que la resistencia es espiritual te impide ir por senderos de conejos innecesarios

Cuando hablamos con los no cristianos, a menudo se dirigen por senderos de conejos de su agrado:

¿Crees en la creación o la evolución?

¿De dónde sacó Caín a su esposa?

¿Crees que Jonás fue realmente tragado por un pez?

¿No crees que algunos de los milagros reportados en la Biblia son un poco descabellados?

La Biblia es tan antigua. ¿Cómo puedo confiar en ella?

Cuando reconozcas que la resistencia al Evangelio es, en última instancia, espiritual, te ayudará a mantener tu conversación centrada en el Evangelio. Ahí es donde radica el poder.

Pablo dice en Romanos 1:16,

“Porque no me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque es el poder de Dios para la salvación de todos los que creen…”

El poder está en el mensaje, no en nosotros como mensajeros.

En el transcurso de 49 años en el evangelismo, he visto a personas venir a nuestros alcances como ateos convencidos. Mi mensaje de esa noche no fue diseñado para probar que hay un Dios. En cambio, era simplemente cómo llegas a conocer al Dios que es. Dios usó la declaración simple y poderosa de la muerte y resurrección de Cristo para traer a muchos a Cristo. Un hombre en el que estoy pensando dijo: “No puedo explicar lo que ha pasado. Dios me convenció de que Él es de verdad, y quiero confiar en Él como mi Salvador personal. “

Reconocer que la resistencia al evangelio es, en última instancia, espiritual es fundamental en el evangelismo. Un diagnóstico incorrecto podría hacer que pasemos tiempo y conversación en áreas donde puede no ser tan útil. El problema que enfrentan los incrédulos es, en última instancia, espiritual. Son lo que la Biblia llama “ciegos”. “ Por eso necesitan nuestras súplicas para que vengan a Cristo, pero también necesitan nuestras oraciones.” Un hombre lo dijo bien cuando dijo: “Siempre pensé que el problema era mi cabeza, pero descubrí que era mi corazón”.