En algún momento de tu caminar espiritual, puede que te enfrentes a una pregunta que resulta tan emocionante como desafiante: “¿Está Dios llamándome a ir a una misión para Él?” 

Si bien todo seguidor de Cristo está llamado a vivir en un enfoque misionero cada día, hay momentos en los que Dios nos invita a algo más específico, algo transcultural y fuera de nuestra zona de confort. Podría ser un llamado a participar en un viaje misionero de una semana, o algo mucho más profundo y duradero. 

Entonces, ¿cómo saber si realmente es un llamado de parte de Dios? 

A lo largo de los años, he reconocido cuatro “señales clave” que me han ayudado a confirmar que Él me está guiando. Cuando estas señales comienzan a apuntar en la misma dirección, normalmente es Dios diciéndome: “Ve”. 

1. La Palabra de Dios 

 “Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.” – Salmo 119:105 

 La Biblia es nuestra guía principal. Buscar dirección en las Escrituras no significa leer un versículo de vez en cuando, sino meditar en pasajes y capítulos completos, pidiendo al Señor entendimiento y dirección. 

Leer la Palabra de Dios nos capacita para reconocer Su obra en el mundo, incluyendo las puertas que Él abre para que participemos en Su misión. 

Importante: Las siguientes señales nunca deben contradecir la Palabra de Dios. Ella es la base y el filtro para toda guía. 

2. El consejo de otros creyentes 

“Confirma los planes mediante el consejo y haz la guerra con estrategia.” – Proverbios 20:18 

Dios a menudo usa a creyentes de confianza para hablar en nuestras vidas. Esto no significa preguntar a todos tus conocidos. Pero sí significa rodearse de personas piadosas que orarán por ti, te animarán y serán sinceras contigo. 

Necesitamos voces dispuestas a decirnos lo que necesitamos escuchar, no solo lo que queremos oír. 

3. El Espíritu Santo

“Y cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad…” – Juan 16:13 

El Espíritu Santo ilumina nuestra mente a través de la Palabra de Dios y las palabras de otros. También puede mover nuestro corazón con un deseo genuino de ir, servir y compartir el evangelio. 

¿Cómo saber si ese deseo viene de Él? Hazte estas preguntas: 

• ¿Este deseo está alineado con la Palabra de Dios? 
• ¿Lo afirman creyentes de confianza? 
• ¿Mis motivos son glorificar a Dios o servirme a mí mismo? 
• ¿Estoy caminando en comunión con Dios? 

Recuerda, recibir dirección clara se vuelve más difícil cuando el pecado nubla nuestro juicio. La confesión restaura la claridad. 

4. Las circunstancias (La providencia) 

“El corazón del hombre traza su camino, pero el SEÑOR dirige sus pasos.” – Proverbios 16:9 

Dios también puede guiarnos a través de los detalles de la vida, puertas que se abren, otras que se cierran, los tiempos, e incluso lo inesperado. 

Por ejemplo, he vivido momentos en los que no tenía dinero o tiempo para un viaje misionero, pero Dios proveyó de maneras tan claras que no había duda de que me estaba llamando. Dicho esto, no bases tu decisión únicamente en las circunstancias. Dios suele usar los obstáculos para fortalecer nuestra fe antes de mostrarnos el camino. 

Conclusión: ¡Busca alineación! 

Si estas señales, la Escritura, el consejo piadoso, el Espíritu Santo y la providencia comienzan a alinearse respecto a un llamado misionero, confía en que el Señor te está guiando. ¡Di que sí! Da el paso en fe, pidiéndole dirección y discernimiento en cada etapa del camino. 

Y ten la seguridad de que cuando Dios dice “ve”, Él ya ha preparado el camino y la obra que quiere hacer en ti y a través de ti será para tu bien y Su gloria.

Vivir en misión es tanto un llamado como un proceso. Mientras sigues buscando la dirección de Dios, notarás que la enseñanza bíblica suele ir acompañada de pasos concretos que te ayudan a avanzar con propósito. Por eso, en EvanTell estamos comprometidos a ofrecer consejos prácticos para involucrarte en la misión de Dios, de modo que puedas compartir tu fe con claridad y confianza, donde sea que Él te guíe.