Cómo vivir tu fe en una cultura hostil
La cultura hostil o de cancelación se refiere a una práctica común hoy en día de retirar el apoyo como una forma de expresar la desaprobación sobre algo que es considerado por algunos como objetable u ofensivo. Para algunos, es una práctica a adoptar. Para otros, es una táctica para condenar.
El concepto de “hostilidad o cancelación” no es nuevo. Los boicots han existido durante más de un siglo y la idea se remonta a mucho antes. Sin embargo, la combinación de las redes sociales y las noticias que llegan de forma inmediata, han acelerado la práctica. El 72% de la población actual ahora se sienten con mayor capacidad y poder que nunca para compartir sus pensamientos u opiniones sobre las empresas públicamente.
En el área pública, muchos actores, autores, líderes religiosos, políticos e individuos cotidianos se han visto afectados por esta cultura. Nadie es inmune.
En ámbitos más privados, podemos incluir algunos otros ejemplos que incluyen el ser expulsado de un grupo de Facebook, perder a un amigo o un grupo de amigos, o simplemente ser etiquetado debido a una postura o a una creencia.
Dado que los cristianos estamos llamados a compartir el evangelio, incluso en medio de una cultura que no acoge fácilmente las verdades del evangelio, ¿cómo deben los cristianos tratar de comunicarse y vivir su fe?
Aquí hay algunas ideas:
1. Reconoce que hay verdades en el mensaje del Evangelio que las personas encontrarán ofensivas.
Verdades como Jesús es el único camino al cielo, todos somos pecadores y que necesitamos el perdón de Dios, y la Biblia tiene autoridad sobre nuestra vida pueden ser un obstáculo para algunos. Ser “cancelado” es un riesgo que todos los creyentes enfrentan al compartir el Evangelio. Jesús mismo fue cancelado más de una vez en que muchos se alejaron de Él con respecto a ciertas enseñanzas (Marcos 6:1-6; Lucas 4:28; Juan 6:66). No hace falta decir que, si somos llamados a ser como Jesús, habrá momentos en que compartiremos una verdad que puede no ser recibida y por la cual seremos criticados y / o condenados al alejamiento.
2. Ten cuidado con la forma en que comunicas las verdades del Evangelio.
Algunos creyentes son “cancelados” no por las verdades que comparten, sino por la forma en que las comparten. Una actitud que es orgullosa y/o condescendiente no tiene lugar en la evangelización. Tampoco lo son los insultos ni el menosprecio.
“Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad“, 2 Timoteo 2:24-25.
Si te cancelan, asegúrate de que sea porque compartes el Evangelio, no porque te hagas ver como un sábelo todo o como alguien superior a otro.
3. No pregones otros temas más allá del evangelio.
¿Sus agudas opiniones acerca de los problemas menores están impidiéndo que las personas que encuentra escuchen de usted acerca del tema principal que aborda el Evangelio, cómo tener una relación con Dios? Esto no significa que no podamos hablar de tales asuntos, pero cuando lo hacemos hasta el punto de que ahoga nuestro amor por la otra persona o la apaga para que se desconecte, tenemos que recortar. Tenemos que mantener lo principal como lo principal.
4. Deja de quejarte de la cultura hostil o de cancelación
Muchas personas, incluidos los cristianos, han atacado la práctica de cancelar o ser hostil diciendo que inspira una “mentalidad de mafia” que tiende a intimidar y / o manipular a la gente. Otros piensan que las personas necesitan dejar de ser tan sensibles hasta el punto de “cancelar”. El problema con esto es que hay cristianos que han participado en la cancelación en el pasado (piense en varias compañías). La diferencia es quién se cancela y por qué “crimen” u ofensa. Además, los creyentes que se quejan constantemente de las acciones de los no creyentes en un foro público no es una estrategia que se respaldada en el Nuevo Testamento. Tiende a quemar puentes en lugar de construirlos.
Filipenses 2:14-15 viene a la mente, “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo.”
5. Escucha.
Es importante escuchar a aquellos fuera del cristianismo, si tienen agravios contra el cristianismo que puedan llevarlos a “cancelar”. Escuchar la perspectiva de la otra persona puede mantener el diálogo abierto. No puedes compartir a Cristo con alguien a quien has cortado porque no estabas dispuesto a escuchar o dialogar. Mientras escuchas, trata de empatizar. Eso no significa que debas estar de acuerdo con la opinión de la persona, pero reconoces su perspectiva. También nos permite discutir conceptos erróneos (o concepciones parciales) que otros tienen sobre el cristianismo (anticiencia, etc.) de una manera que atraiga, no ataques.
6. Confiesa cuando sea necesario.
La persona o grupo pueden tener un punto legítimo sobre algo malo con la historia del cristianismo o las prácticas actuales. Creo que todos estamos de acuerdo en que no todo en el cristianismo se parece a Cristo (o se ha parecido a Cristo). Tenemos que responder no a la defensiva, sino con honestidad, humildad y propiedad si nosotros mismos somos culpables.
7. No canceles o reprimas la referencia cultural.
La tentación es que los cristianos se desvinculen de la cultura en lugar de comprometerse con la cultura. Despotricar contra “ellos” o “esas personas” no hace nada para promover el Evangelio. Es posible amar a los demás y mantenernos comprometidos con ellos mientras, al mismo tiempo, nos aferramos a nuestras propias convicciones y creencias. Jesús lo hizo. Nosotros también deberíamos hacerlo.
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