Nuestra identidad—cómo nos percibimos a nosotros mismos—da forma a nuestras decisiones, relaciones, valores e incluso a nuestro potencial. Sin embargo, la manera en que nos vemos no siempre coincide con quiénes somos realmente. Por ejemplo, podría creer que soy lo suficientemente bueno para jugar baloncesto profesional, pero mi edad y falta de habilidad atlética rápidamente demostrarían lo contrario, dándome un “despertar” respecto a mi identidad.

read more