Y Jesús se acercó y les dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.” Mateo 28:18-20
Compartir el evangelio se ha vuelto más desafiante a medida que el mundo se vuelve más caótico. Esto puede llevar a la frustración y al desánimo de muchos creyentes al cumplir la misión de Cristo.
Afortunadamente, Dios te ha dado dos grandes promesas dentro de la Gran Comisión. Estas promesas sirven como apoyo para el mandato, alentándote y fortaleciéndote mientras lo llevas a cabo.
Promesa 1: La autoridad de Cristo
“Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra…”
Autoridad significa “el derecho y poder para hacer algo sin impedimentos”. Cristo tiene autoridad, sobre todo tanto en el mundo físico como el espiritual. Esto es una fuente de consuelo al compartir el evangelio con tus compañeros, sabiendo que:
- No hay persona a la que Él no pueda alcanzar
- No hay oscuridad que Él no pueda disipar
- No hay obstáculo que Él no pueda superar
- No hay corazón que Él no pueda ablandar
Aunque las vidas de algunos de tus compañeros parezcan fuera de control, Jesús está en control y los ha traído a ti como Su testigo.
Promesa 2: La presencia de Cristo
“Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.”
Mientras buscas cumplir la Gran Comisión en tu trabajo, te acompaña un Gran Compañero: el mismo Señor Jesús. Así como la presencia de un padre, calma los temores de un niño, la presencia de Cristo te trae consuelo y confianza al compartir con tus compañeros.
Jesús estará contigo:
- Nunca estarás solo
- Puedes confiar en que Él te guiará y abrirá puertas de oportunidades.
- Puedes obtener fuerza y valentía de Él
- Puedes confiar en que Él hará lo que tú no puedes, abrir corazones y mentes
- Puedes dejar los resultados en Sus manos
La autoridad y la presencia de Jesús hacen posible Su misión. Él tiene el control y está contigo dondequiera que vayas, incluso cuando compartes con tus compañeros. Todo lo que necesitas hacer es confiar y obedecer.