Compartir el Evangelio está fuera de la zona de confort de la mayoría de las personas. Si añadimos a la familia a la ecuación, se vuelve aún más intimidante. Es curioso cómo las personas que mejor conoces y con las que tienes más cercanía a veces pueden ser las más difíciles para ser audaz al compartir tu fe. ¿Por qué será?
Tal vez te cuesta creer que una persona en particular pueda cambiar. O quizás tienes miedo de tropezar con tus palabras y crear una situación incómoda. Puede que incluso ames profundamente a Jesús, pero prefieras mantener tu fe en privado para evitar llamar la atención. Compartir la parte más significativa y transformadora de tu vida puede sentirse increíblemente vulnerable.
Por muy desafiantes y convincentes que puedan parecer tus dudas, considera lo que Dios puede hacer a través de tu obediencia y tu “sí” a compartir el Evangelio. Él está obrando, alcanzando a las personas más improbables y transformando vidas, y te ha dado un papel específico en todo esto.
Entonces, ¿cómo puedes superar estos desafíos y compartir con valentía el Evangelio con las personas que el Señor ha puesto en tu vida?
1. Ora
- Ora para que te duela en el corazón la salvación de otros. Que realmente te importe que otros conozcan a Jesús.
- Ora por ti mismo: Pide al Espíritu Santo que te dé valentía para hablar con claridad y amabilidad.
- Ora por tu familia: Pide al Señor que prepare sus corazones y mentes para recibir el Evangelio.
- Ora para que el Señor proporcione oportunidades naturales en las conversaciones para compartir el Evangelio.
Dios es tan fiel para responder a estas oraciones. ¡Él está listo y dispuesto a darte lo que necesitas para cumplir Sus propósitos y Su voluntad!
2. Cambia Tu Perspectiva
Si tienes miedo de llamar la atención o de no decir las cosas correctas, recuerda que no se trata de ti. ¡Se trata de glorificar al Señor a través de tus palabras y acciones!
Toma aliento en la exhortación de Pablo de vivir con valentía: “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, sé ejemplo para los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza” (1 Timoteo 4:12).
Recuerda las palabras de Jesús en Mateo 5:16: “Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo”.
Este es nuestro llamado como creyentes: traer gloria a Dios con nuestro testimonio. Vívelo con fidelidad y confía en que Él está obrando en ti y a través de ti.
3. Permanece Comprometido con el Llamado del Señor
Haz un compromiso con el Señor diciendo “sí” al llamado de Jesús para todos los creyentes.
Jesús nos mandó: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura” (Marcos 16:15).
Sé fiel a Dios administrando bien las vidas de las personas que Él te ha dado para alcanzar hoy.
Sé constante y haz del compartir el Evangelio una parte integral de tu vida. Que el Evangelio se convierta en una parte natural de tus conversaciones.
No permitas que el miedo o el desánimo te impidan dar un paso de fe. Si el Espíritu Santo te impulsa a compartir el Evangelio, actúa con confianza; Él te guiará.
Las dudas y los temores son naturales, pero es posible superarlos con el Espíritu Santo obrando en ti. Oro para que el Señor te dé una carga inquebrantable por la salvación de los miembros de tu familia y de las personas fuera de tu familia. Que des un paso de fe y valientemente hagas a Cristo conocido en un mundo que desesperadamente necesita conocerlo.