Una pregunta que muy a menudo las personas hacen es: “¿Por qué parece tan difícil hablar con tu propia familia sobre temas espirituales?”

Lo que intensifica la carga es que, por lo general, quisiéramos que nuestros familiares lleguen a Cristo cuanto antes, ya que habiendo vivido con ellos aquí en la tierra, queremos tener la seguridad de que también estarán con nosotros en el cielo.

Alcanzar a los miembros de la familia no siempre es fácil, pero a veces lo hacemos más difícil de lo necesario. A veces cometemos cinco errores al intentar compartir el evangelio con ellos. No están en un orden particular, pero son cinco errores que he visto que los creyentes cometen al dar testimonio a sus propias familias. Estos errores, por supuesto, pueden ocurrir al hablar con cualquier persona, pero son particularmente aplicables cuando se trata de nuestra familia.

Error #1 – Asumir que sacarán a relucir el pasado

Normalmente, nadie te conoce mejor que tus propios familiares. Han visto tu impaciencia, tus actitudes poco amables o arrebatos de ira. Entonces piensas: “¿Y si mencionan eso?”

Lo interesante es que, por lo general, no lo hacen. Eso es simplemente algo que Satanás usa para intimidarte. Además, si lo hacen, solo necesitas decir: “Lamento esas acciones, pero le he pedido perdón al Señor y estoy agradecido por Su gracia”. Luego, usa eso como base para explicar el evangelio. Fue a través de Su muerte en la cruz que pagó por todos nuestros pecados, para que personas imperfectas pudieran recibir completamente gratis el regalo de la vida eterna.

Error #2 – No decir claramente el evangelio

Los familiares a veces entienden que hubo una persona llamada Jesucristo que murió en una cruz. Lo que no comprenden es que murió en su lugar. Su muerte fue una muerte sustitutiva. Si Él no hubiera muerto, nosotros lo habríamos hecho.

Aquí es útil una ilustración de una persona muriendo por otra. Puedes decir algo tan simple como: “Supongamos que estás muriendo de cáncer. Y tomamos las células cancerosas de tu cuerpo y las ponemos en el mío. Si esto fuera posible yo estaría muriendo en tu lugar”.

Al evangelizar a alguien, no le abrumes con muchas Escrituras. Pero, a lo largo de tu presentación, puedes usar algunos versículos que puede ser útiles. Un versículo que te puede ayudar es Romanos 5:8: “Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.

Error #3 – No explicar lo que significa la “fe”

Las Escrituras son claras: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).

El problema es que, para los incrédulos, incluida nuestra propia familia, la fe puede ser un término vano. Para otros, el problema es el objeto de su fe. Pueden pensar que, porque buscan vivir una vida que honra a Dios o hacen promesas de cambiar en áreas que no agradan a Dios, de alguna manera llegarán al cielo.

La fe debe explicarse como confianza. Como pecadores, debemos confiar en Cristo, quien murió por nosotros, como nuestra única forma de llegar al cielo. Es confianza solo en Cristo, no en Cristo más algo o alguien, sino en Cristo, punto, como nuestro único camino al cielo.

Error #4 – Confundir entrar en la vida cristiana con vivirla

Debido a que el evangelio no se explica claramente, los familiares no cristianos pueden comenzar a preguntarse cómo pueden vivir la vida cristiana. Al hacerlo, confunden entrar en la vida cristiana con vivirla.

Debe explicarse que, cuando Dios dice “regalo”, realmente significa regalo. No hay condiciones. Todo lo que hacemos después de la salvación es simplemente estar agradecidos, por lo que Él ha hecho por nosotros. Sin embargo, hay que tener bien claro, que Dios no nos dará la vida eterna en base a ninguna promesa que le hagamos, sino únicamente en base a una promesa que Él nos hizo: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47).

Error #5 – No animar a los familiares a resolver el asunto de su destino eterno AHORA

Hay dos extremos al evangelizar a los miembros de la familia. Uno es cuando nuestra impaciencia intenta apresurarlos a tomar una decisión para la cual no están preparados. Sin embargo, otras veces, están receptivos y listos, y necesitan que se les pregunte: “¿Hay algo que te impida confiar en Cristo ahora mismo?”

Puedes guiar a un familiar en oración, frase por frase, mientras le dice a Dios que está confiando en Cristo para salvarlo, dejando claro que no es la oración la que los salva, sino su confianza en Cristo. La oración es solo la forma en que le dicen a Dios lo que están haciendo.

Conclusión

Cada uno de estos errores puede cometerse al intentar alcanzar a cualquiera, pero especialmente al intentar alcanzar a nuestros propios familiares. Sin embargo, estos errores son fáciles de corregir. Al hacerlo, perfeccionas tus habilidades para presentar el evangelio con claridad y compasión a aquellos que son parte de tu familia, con el anhelo de que también se conviertan en parte de la Suya.